sábado, 20 de agosto de 2011

Calor de hogar

Mi sistema de  calefacción es lo más parecido a tener un tren en casa. Esta caldera del demonio ruge como dragón en celo.

Lo que me recuerda una linda historia*.

Resulta que los primeros parientes de mi bisabuelo en venir a la Argentina, sus tíos, le escribían a la familia en Alepo, Siria, para contarles lo bien que estaban. Mandaban muchas cartas, en las cuales relataban todo. Que habían llegado y estaban muy felices, que habían conseguido trabajo, que incluso se habían comprado un tren. ¡Un tren! ¿Quién sino alguien muy poderoso puede comprarse un tren? Ante la evidencia de que este indudablemente era un país rico y generoso, mi bisabuelo decidió venir a la Argentina con su mujer y su hijito (mi abuelo, que apenas tenía dos años).

Los giros idiomáticos son extraños y engañosos.
Parece que lo que en realidad le quisieron decir era otra cosa, que en árabe era muy parecido*2.

La sorpresa de mi bisabuelo debe haber sido grande cuando se encontró con que más que tren, lo que sus parientes se habían comprado era en realidad una estufa.

De cualquier modo, debe haber tenido calor de hogar suficiente, con once hijos y cualquier cantidad de nietos y bisnietos.  Pero esa, es otra historia.




* Los personajes pueden o no coincidir con la historia original. Siempre me olvido algunos detalles pero guardo la estructura, es posible que no sea fiel del todo a la realidad.
*2 Lamentablemente no sé árabe para comprobarlo.

1 comentario:

  1. Esta es la mejor historia familiar que me he enterado en los últimos tiempos! ésta no la conocíamos! BRAVO por la escritora!

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Felicitaciones! Ha sacado la sortija. ¿Una vuelta más?