miércoles, 31 de marzo de 2010

Snob 2

Se ve que estas chicas trabajan duro. Que todo tenga el mismo tipo de cartelería, ¿no da cosita? No sé si me animaría a entrar...

martes, 30 de marzo de 2010

Passover

Encontré esta Hagadá en casa de Ruth y Enrique y me encantó.
Tipográficamente hablando me llamó mucho la atención. Primero por los signos y lo bien armado de la composición. Lo moderno del armado contrapuesto con lo tradicionalista.


La imagen me pareció extraña, pero cambié de opinión cuando vi la contratapa.


Me quedé pensando en esto del paso de la oscuridad a la luz, y cuál podría ser ese efecto en la vida de cada uno. De dejar de ser esclavos para ser libres. De que esta libertad no es un bien heredado sino un estado de construcción permanente y de lucha constante contra las nuevas esclavitudes, esas que no vemos pero que esperan agazapadas, ocultas. De Erich Fromm con "el miedo a la libertad", de cómo es mucho más fácil dejarse seducir por estas fuerzas antes que asumir la libertad propia. Sólo un pensamiento... sea como sea, jag sameaj / felices pascuas!

sábado, 27 de marzo de 2010

De cómo me casé online

Si usted quería casarse y no quería tener que pasar por el tremendo problema de organizar fiesta de casamiento, civil y afines, tengo la solución perfecta.

Ya no hay que ir a las Vegas para poder concretarlo en el acto (como un "Cásese ya!"), en esos raptos de locura que suele pasarle especialmente a los yanquis en las comedias hollywoodenses. Con sólo un click, una acción mínima, usted puede casarse y además, avisarle a todos sus seres queridos y a otros que no tanto.

Así es como yo me casé. Online. En el instante. Sin vueltas ni complicaciones. Sin saberlo.

Y si todavía les parece descabellado o atropellado lo explico un poco mejor.

El otro día estaba queriendo explicarle a Manuel cómo se usa un sitio web para armar un árbol genealógico, y entré a la bendita página, en la que ya tengo un usuario lleno de telarañas por años de desuso.

Y lo que sucedió fue algo así: *

Cuando entré al sitio en cuestión, apareció este bonito pop-up que me pedía de algún modo confirmar dónde iba Gui, que estaba ahí flotando sin destino porque no se había logeado en este site. Claro que su lugar era al lado mío, pero no sé por qué ahora estaba a la deriva.


Un zoom por si no se entiende la ubicación del molestísimo pop-up. Si se fijan en realidad él ya está ahí, pero el sistema presionaba para agregarlo*2.

Como una tía pesada que te llama en tu cumpleaños y te dice "¿y cuándo me vas a dar sobrinos-nieto?", aunque sabe que acabás de cortar con tu novio. Como un pariente molesto que cada vez que te ve te pregunta cuándo te vas a casar. Del mismo modo el sitio web molestaba. Pinchaba. Aturdía.

Esta ventanita estaba ahí, sin que pudiera correrla, eliminarla, saltearla. El sistema pedía conectarlo. Ubicarlo, rastrearlo, obligarlo a aparecer. A dar la cara. A comparecer ante el gran árbol familiar.

¿Qué había que hacer con Gui? Mandarle un mail, torturarlo para que se suscriba (y así no tener que hacerlo yo, claro), obligarlo a que se agregue en el árbol. El sistema era clarito: si no lo arrastraba a su ubicación, lo único que podía hacer era borrarlo. Se ve que los yanquis son extremos en todo: o está con vos o lo borrás . Y no lo iba a borrar, claro. Así que estaba conmigo.

Y yo aflojé.
Cedí a la presión.

Agarré la ventanita y la arrastré a su ubicación. Al lado mío.

Decía algo que me pareció razonable, además de Husband. Algo que no me acuerdo bien qué era y que en su momento creí que podía significar "novio". Igual mucha otra alternativa no había. Ni amigovio, ni concubino, ni nada. Así son los yanquis. Lineales. Rectos, sin lugar para una tangente, una oblicua, una escapadita.

Y para Geni, me enteré después, un husband siempre es un husband.

Al día siguiente me corrió un sudor frío cuando mi vieja me mandó un mensajito que decía "te casaste y no nos avisaste??". Y a las horas me llegó un mail de mi hermana, "te casaste?". El bendito soft envió la actualización de mi estado a TODA mi familia.

82 personas ahora están enteradas.

Ninguna más me mandó mail lo cual debe querer decir que para ellos yo ya estaba casada o bien no están logeados en el sistema.

...

Cuando le conté a la noche a Gui, se mostró risueño, casi divertido. Asumió el compromiso sin problemas. Entonces le tenía que preguntar.

- ¿Y amore, qué se siente estar casado? ¿Algún cambio con ayer? ¿Te sentís distinto?

- No, no. Igual que ayer.

- Viste qué fácil que fue, ¿no? ¿No te preocupa que toda mi familia piense que ya nos casamos?

- No, para nada - hizo una pausa-. Enviales nuestra dirección. Así nos mandan el regalo, jaja!


* Esto es un reenactment como los de E entertainment television.

*2 Cualquier similitud con la realidad es pura coincidencia.

El secreto de la vida

Un día que como todos iba apuradísima en taxi porque no llegaba al lugar por ningún otro medio, me tocó viajar con un taxista que entre otras cosas, me contó algo así*:

¿Sabés cuál es el secreto para estar siempre bien? No hacerse problema. Que te resbalen las cosas. Yo te digo, tengo 56 años, y sin embargo estoy bárbaro. Y tengo a mis amigos, uno con temas del corazón, otro con una úlcera, esas cosas, viste. Te tiene que resbalar.

Si, yo sé que no es fácil, pero es así. Como que te ponés un piloto, y que todo te resbale.

No hay que hacerse problema por nada. No hay que hacerse propios los problemas ajenos, ni de los amigos ni de la familia. No, no. Después de todo, uno tiene los suyos propios, y tampoco tiene que hacerse mala sangre porque todo tiene solución, no? Menos la muerte. Pero si te morís, igual qué importa. ¡Si total ya estás muerto!

...

Me dejó pensando.

...

Primero, en cuántos amigos tendría este señor.

O si tiene familia.

O si tiene otra persona al lado llámese mujer, q absorba todo por lo que él no se preocupa.

Después, de que muchas veces empatizo demasiado.

Y por último, de que necesito un piloto.

...



*Mi memoria no es tan fiel, asi que obviamente lo que no me acuerde lo invento.

viernes, 26 de marzo de 2010

Snob

Voy por la calle y veo un típico bar de Palermo. Pero no el típico bar de Palermo, como sería el del Gallego, sinó uno más contemporáneo.


En la puerta me espera la falsa silla del jardín de tu abuela con el tapizado de bolsa arpillera, bien rústico. Y lo único que puedo pensar es que estoy harta.

Harta de las fashion trends. De un mismo modo de decorar. De que todos los bares ahora se pongan con esta onda, tal como en su momento fueron los Plaza del Carmen. De la homogeneidad y estandarización. O de que todos tengan la misma feliz idea.

Del menú escrito a mano en la pizarra. Del menú escrito a mano en un cuaderno de hojas de papel reciclable con estampado a lunares rosas. De las mesas de carpintero pulidas a nuevo y el piso de cemento alisado, brillante de glow-coat. Del espacio ordenadísimo en su aparente caos. De las macetitas con plantas comunes en los alféizar. De la vajilla que también podría haber sido de tu abuela pero recién comprada. De haber visto lo mismo una y mil veces en blogs de diseño y decoración. Del blanco con cremita por todos lados. De lo rústico-fashion.

De lo artificial que se hace pasar por natural. De la falsa sensación hogareña de estos lugares que indudablemente están diez mil veces mejor pensados que tu propia casa. Harta de tanta imposición, como cuando en la secundaria todas nos vestíamos igual con sweater burma, jean levy´s y las clásicas reebok.

Y entonces entro, decidida a encontrar más motivos odiosos y descubro que tiene chucherías varias y divinas para comprar. Y miro el lugar y realmente es muy agradable y lindo. Si, lindo con itálicas.
Y entonces se me escapa una sonrisa que después se tornará en felicidad pura entre un té común y una cookie con chips de chocolate.

Sonrisa sólo desdibujada por la cuenta.

martes, 23 de marzo de 2010

Hágalo usted mismo

Encontré este bonito cartel de Fargo en el super chino a dos cuadras del trabajo.


Me pareció genial. El detalle de las rayitas es lo más. Y si todavía no les parece genial, comparen con el original:

No es impresionante?

lunes, 22 de marzo de 2010

Buscando la felicidad envasada

Cuando me siento a tomar un café en un bar, lo primero que hago, como si fuera el horóscopo, es revolver los sobres de azúcar en busca de alguna frase que revierta mi día, que me ilumine, que la pegue justo con lo que me está pasando... Si tengo suerte, me espera una montaña de sobres para disfrutar el rato.

Es que realmente pienso que esta falsa galleta de la fortuna me va a poder decir algo, preferentemente bueno. Porque claro, me pregunto quién tiene ganas de escuchar malas noticias cuando hace una pausa para un café.

Al principio los miraba con cariño, pero luego de unos cuantos meses creo que la diversión se me transforma en acidez. Los oráculos del café no son lo que eran... Y sino, lean lo que me tocó en el último bar:

• "Prohibido prohibir. La libertad comienza con una prohibición."
(Un poco masoca asumir ese pensamiento)

• "Para trepar, se adopta la misma postura que para arrastrarse."
(Qué fuerte...)

• "Triunfan aquellos que saben cuándo luchar y cuándo no."
(Claramente nunca supe. Soy de las que pelean por batallas perdidas)

• "Cualquier ayuda innecesaria es un obstáculo para el desarrollo."
(Durísimo)

• "Visitá a menudo la casa de tu amigo, porque la maleza puede borrar el camino."
(Profundo. ¿El amigo nunca viene a casa?)


Y el destacado de la semana>

• "Cuando debemos hacer una elección y no la hacemos, eso ya es una elección"
(Implacable)

Ahora...
¿Quién es el desgraciado que escribe los sobres de azúcar? ¿Quién es el que está arruinando mis momentos de ocio? ¿Hay alguien que se dedica a esto especialmente, o están bajados de guguel?

Me tomo cinco minutos, me tomo...
me las tomo. Salute!

domingo, 21 de marzo de 2010

I see dead pixel

Esa manchita negra, ínfima... ¿es una pelusa? ¿es una mugre alojada en el monitor? ¿es hora de consultar con un oculista?

No, no y no.
En el espacio donde normalmente habría un pixel, hay una pequeñísima marca, insignificante para un ojo no entrenado, tremendo para un ojo inquisidor como el mío.

Un punto negro, un pequeño cuadradito de exactamente un pixel. Muerto. Negro. Opaco.

¿Es posible que se muera un pixel? Así nomás, sin despedidas, sin acompañantes, sin duelo, y solamente quede el hueco en la pantalla que se niega a brillar en su lugar?
Parece que sí.

Traté de imaginarme la muerte del pixel. Me maté pensando cómo podría haber sido, solitario, desmayarse así y pasar a la posteridad en un hueco negro...

Traté de imaginarla también con lápiz, pero quien mejor la ilustró fue Guille.
Acá va. La muerte en cámara lenta.
Impecable. No further questions.

(la letra fea es mía)

Manual de Primeros auxilios para libros


Para explicar mejor el proceso de revivir un libro que se desencoló.

1. Se sujetan la totalidad de las hojas con dos ganchos, o con lo mejor que se encuentre para que haga buena presion y sujete el lomo lo más que se pueda.

2. Si nuestro bonito libro tiene pegamento viejo, intentar removerlo, ya sea con una trincheta (OJO, sólo para habilidosos o conocedores de su manejo! Caso contrario tener el número de la urgencia medica a tiro), o bien otro utensillo. De ser posible, marcar unas ligeras hendiduras en el lomo para que el pegamento pueda agarrarse mejor. Esta operación puede realizarse también con una sierra. No excederse, es apenas una leve caladura que si supera el milímetro puede acarrear graves consecuencias al paciente.

3. Se aplica la plasticola o afín, solamente en el lomo, sin que se expanda hacia la 1º hoja del libro o a la última, procurando que no quede excedente.

4. Se agregan las tapas, y se vuelve a sujetar todo juntísimo con los ganchos o similar. Se deja reposar unas horas, y listo! Nuestro paciente ha revivido!

Así anda paseando ahora Octaedro. Chocho.

miércoles, 17 de marzo de 2010

Curso brevísimo de primeros auxilios para libros

Las páginas de Ocatedro habían decidido desencolarse. "Liliana llorando" se me fragmentaba en varias hojas, con "Los pasos en las huellas" el libro se partió en pedazos, y con "Manuscrito hallado en un bolsillo" tenía que hacer malabares sosteniendo las tapas con una mano y las páginas con otra.

La ansiedad de querer leer y no poder me decidió a realizar una operación maravillosa: lo encuaderné yo mismísima. Gracias a las sugerencias del librero amigo, bastó con un par de ganchos para sujetar las hojas y plasticola por todo útil escolar. Y listo! Así fue como cobró nueva vida. Y ahora anda paseando chocho por subtes, colectivos y cuanto lugar se le antoja, ya sin miedo a desmembrarse. Happiness!

lunes, 15 de marzo de 2010

Confesiones de taxistas


Las charlas de taxistas o remiseros merecen un punto y aparte. Cuando estoy por tomarme un taxi, todo intento de escudriñar la cara del taxista es inútil, no sólo por mi astigmatismo, sino porque no puedo saber cuántas ganas de charlar va a tener. Más que nada porque una vez que estás subida a un taxi, sos público cautivo del tachero. Y si estoy escuchando música con auriculares, me los saco antes de entrar, como por respeto. Las charlas con taxistas varían de tono, entusiasmo y pasión dependiendo del tema. Podrá tomar forma de monólogo (del tachero si necesita desahogarse o propio, por mismo motivo), de diálogo, de discurso dictatorial, o clase abierta -si son más de uno los pasajeros, claro-. Pero siempre, siempre puede suceder el milagro de la confesión.

Las charlas con un peluquero / estilista seguramente de mantener una cierta constancia, tendrán como característica la construcción de una relación de confianza, cabeza a cabeza. En el caso de las charlas con taxistas, es claro que tiene una característica clave: son fugaces y únicas, irrepetibles, una suerte de catarsis, a sabiendas de que sería muy difícil volver a cruzarse con el mismo chofer. ¿Cuál es la chance de que te vuelva a tocar viajar con el mismo taxista? ¿O con el mismo remisero verborrágico?

El otro día tuve la suerte de volver a encontrarme con un remisero con el que viajé un año atrás. Y lo malo es que recordaba todo lo que habíamos charlado, con algunas alteraciones, claro, pero más o menos ahí estaba el contenido en su continente... y lo peor es que... yo me acordaba de todo lo que me había contado. El problema: el viaje era a Ezeiza... Empezó él, clarísimo porque estaba tan cansada que no lo reconocí. *

¿Vos no vivías antes en la calle Guemes? Ah, te mudaste, claro. Te juntaste con tu novio, si me acuerdo, que justo esa noche te llevaba de Aeroparque que tenías una cena, algo así, no? Ah, no, no era cena. Me debo estar confundiendo con otra chica que trabaja en Aerolíneas que me contaba algo parecido.
Sí, yo me separé al final. Cómo te acordás, eh. Si, de la mujer con la que me había juntado, que estábamos de novios desde hacía dos años. Y mirá, hice todo lo posible porque la relación funcionara, pero no hubo lo que hacerle. Ella era muy celosa, muy celosa. Mirá que soy más bueno que Lassie, pero no hubo lo que hacerle. Me volvía loco, loco. No sabés. Cualquier cosa le despertaba unos celos terribles. No me dejaba ni siquiera ver una película donde estuviera una mujer. No podía hacerle ni un comentario de mi ex, nada. Ni juntarme con mis amigos a comer un asado, que ya pensaba que andaba con otra.
Y eso que fuimos a terapia de parejas, un montón de tiempo. Y la doctora le decía que ese miedo desmedido que tenía ella era porque como había quedado viuda, le agarraba una inseguridad tremenda y entonces como que me quería agarrar. y yo aguanté, pero bueno, la verdad que se me hizo insoportable, por mucho que yo la amaba, tuvimos que separarnos.


Me dio un poco de tristeza por el señor, pero bueno, cada uno con su tema, no? Quizás el próximo año (espero) lo encuentre mejor parado. O mejor sentado. De mis confesiones al taxista... no las voy a contar!

Será cuestión de esperar la próxima entrega.

Nota de la redactora: Más confesiones de taxistas próximamente por su blog amigo.
* menos cansada y lúcida... tampoco lo hubiera reconocido.

lunes, 1 de marzo de 2010

Recreo!

Un paseo por Río Grande, Tierra del Fuego, uno de los lugares más australes de la Argentina. Por supuesto, llegué en un avión de Austral. Fue una visita fugz de 24 horas. Aquí algunas fotos.


El clima cambia constantemente, el cielo puede estar nublado, lloviznar, y a la media hora sale el sol. Al menos en verano, parece que la única constante es el cambio.


Me enamoré de un mapa gigante colgado en el hotel, que tiene información tanto de lugares como de la gente nativa de las islas, escrito en celeste.


En un almacén de Río Grande encontré un mazo de cartas para poder jugar a la loba, y un buen cubilete para la generala. Y por supuesto, ya fueron estrenados.