Me da mucha vergüenza hacerla.
Uno. Dos. Tres.
Soy fan de Toto.
Si, de esa banda americana ochentosa, de baladitas y otras no tanto.
La banda de esos chicos impresentables (como comprobé después cuando apareció youtube) dueños de unos cuantos hits de Aspen como Hold the line, Africa, Rossana, Pamela, 99, y de otros tantos nombres de chicas.
Si, soy fan de esa banda que usa algunos recursos medio grasunes de los ochenta.
Pero qué se le va a hacer.
Me gusta.
Junto con ReoSpeedwagon, eran mis favoritos a los dieciséis.
Y si bien con Guille compartimos algunos gustos musicales, yo definitivamente no puedo escuchar a Dragonauta y permitir que me vuelen los sesos, así como a él definitivamente no le gusta escuchar algo que considera con tan poca onda, viejo y retrógrado como mis amigos de Toto.
Cuando vinieron a la Argentina hace como 4 años, en la gira de despedida por su jubilación, decidí que después de tantos años de escucharlos, no podía quedarme afuera de tan importante acontecimiento. Le pregunté a Guille si quería ir y su respuesta fue negativa. "¿Si te invito venís? ¡Necesito alguien que me haga el aguante!". Aceptó a regañadientes. En la calle camino al teatro, me daba vergüenza ajena las remeras, los vendedores ambulantes, todo. No sé por qué: es como si me sintiera mal por ser un poquito grasa.
La cuestión es que el recital fue bastante decepcionante. Para empezar, el líder de la banda, el señor Steve Lukather (creo) vestido como rockero retro, preguntó: "¿Hay algún músico en la sala?" A lo que el auditorio respondió con un 80% de manos levantadas. Lo miro a Guille levantando la mano y casi lo muerdo. Acto seguido, mis ídolos se dedicaron a tocar rock como mejor les sale. Resulta (ahí me enteré) que son unos tremendos animales y músicos del carajo como sesionistas.
Esto quiere decir, que se la pasaron improvisando y haciendo trucos para que lo disfruten aquellos que tienen los oídos bien entrenados.
Cuando miro para el costado, con el solo de batería, lo veo a Guille que sonríe más feliz que perro en cancha de bochas. "¿Te das cuenta? ¡El batero es un animal! Son unos grosos".
Y yo me quería matar al ver que el tiempo pasaba y sólo escuchaba más y más ruido. Y después del solo de batería, vino el solo del bajo, con un tipo que parecía salido de una Harley Davidson, pero de ochenta años. Y después el solo de guitarra, y así.
Nada de baladitas. Por ahí algún hit, y varios temas que no conocía.
El colmo fue cuando apareció en escena el muchacho que canta agudo en Africa, Bobby Kimball debe ser, devenido en un gordito vestido de texano que parecía más borracho que una cuba y lo único que hacía era arruinar los temas desafinando horriblemente. Desee que venga un gancho gigante y lo saque, pero no sucedió.
***
Cuando me fui de viaje en junio, no me llevé mi pequeño ipod. Se lo dejé a Guille para que lo use y disfrute, con la licencia de borrar todo su contenido y usar a su antojo.
Y cuando volví, me sorprendí.
El aparatito había quedado clavado en el playlist de Toto.
No me aguanté.
"¿Che, estuviste escuchando a Toto?"
Me miró y me sonrió.
"Te extrañé"
Si, me da vergüenza ajena este video. Realmente.
¿Por qué tenía que aparecer youtube? Era más feliz antes.
Blackbird reclamaba musicalizar el post entonces,
aquí está el tema que le da nombre a este texto.
El cover que manda Blackbird.
Mucho mejor que ver a Boby Kimball borracho.
¡Gracias!
Mucho mejor que ver a Boby Kimball borracho.
¡Gracias!
Aaaaayyyyy, que tierno!
ResponderEliminarMe encantó!
Besos
M
Hay que musicalizar el post. Este es un buen cover de África: http://youtu.be/MLrC7e3vSv8
ResponderEliminarMañosa! gracias!
ResponderEliminarBlackbird, si si, estoy muy de acuerdo.
Igualmente el tema que realmente musicaliza este post se llama 'Could this be love':
http://www.youtube.com/watch?v=mDl-nBD_8Ss
que me da realmente verguenza ajena o mejor dicho propia. Encima playback, malísimo! jaja