Las páginas de Ocatedro habían decidido desencolarse. "Liliana llorando" se me fragmentaba en varias hojas, con "Los pasos en las huellas" el libro se partió en pedazos, y con "Manuscrito hallado en un bolsillo" tenía que hacer malabares sosteniendo las tapas con una mano y las páginas con otra.
La ansiedad de querer leer y no poder me decidió a realizar una operación maravillosa: lo encuaderné yo mismísima. Gracias a las sugerencias del librero amigo, bastó con un par de ganchos para sujetar las hojas y plasticola por todo útil escolar. Y listo! Así fue como cobró nueva vida. Y ahora anda paseando chocho por subtes, colectivos y cuanto lugar se le antoja, ya sin miedo a desmembrarse. Happiness!
Muy bien! Tenes que explicar como se hace!
ResponderEliminarBesotes.
D
¿Qué? ¿Arreglaste un libro sólo con plasticola?
ResponderEliminarJodeme...
Genia de genialidad absoluta. Quizás yo podría hacer lo mismo con "El hombre que ríe" y con "Jane Eyre". Están cachuzos, cachuzos, pero tienen ese olor... los amo tanto.
Me gustaría sacarlos a pasear también. Y que mueran de envidia los otros libros del bondi, más modernos y brillosos. Porque la alcurnia literaria, no sólo la impone la calidad de las letras, cierto? El packaging de libro hecho pelota y leído desde hace 50 años le agrega mucho.
Al menos, así lo veo yo.
Beso!
Ahí va amigas! Postee la explicacióm completa de cómo revivir un libro. Y fíjense qué tapa! Clo espero que Jane Eyre y El hombre que ríe se mejoren prontito.
ResponderEliminarY estoy de acuerdo con lo de que las ediciones viejas son mejores. Me encantan. Además del diseño,la impresión y la calidad del papel y tapas (que muchas veces son mejores que los actuales) tienen ese no se qué que los hace mucho mas atractivos...
Besos!